Historia de la Urología Española
Asociación Española de Urología
100 Figuras de la Urología Española

FRANCISCO DÍAZ
(1527-1590)

Es la figura más importante de la Urología española, reconocido internacionalmente como “Padre de la Urología universal” por su obra Tratado de todas las enfermedades de los riñones, vejiga, y carnosidades de la verga, y urina, considerado como el primer tratado de Urología en la historia de la Medicina y uno de los mejores textos urológicos del Renacimiento europeo, en el que expone, ampliamente, todo el saber de su época sobre las vías urinarias, en el que aporta innovaciones y tratamientos propios y en el que describe aparatos de su invención, sobre todo “el instrumento cisorio” para realizar la uretrotomía interna, de la que está reconocido como su descubridor. La vigencia científica de su obra se mantuvo su hasta el siglo XVIII; este libro representa, por tanto, la máxima aportación española a los conocimientos de Urología.
Hombre de extensa cultura y de inteligencia clara, profundo observador y amante de la poesía, recibió alabanzas de Miguel de Cervantes en el Canto a Calíope, de la Galatea, donde lo incluye como poeta, y Lope de Vega compuso en su honor un poema que Francisco Díaz recoge en el inicio de su obra.
Su tratado, escrito con un lenguaje y un estilo claros y precisos, está compuesto por tres libros, en él imperan las ideas galénicas pero se inicia la descripción empírica, basada en la propia experiencia, concepto propio del Renacimiento, y en él se reafirma, también, su innovación con el estudio anatomoclínico, descrito con método y rigor científico, que practica tras la disección de los cadáveres, ya que hizo muchas autopsias, sobre todo de pacientes afectos de patología urinaria de litiasis y de estenosis uretrales o carúnculas, a fin de conocer la causa del fallecimiento y de ratificar o no el diagnóstico clínico por él efectuado. Introduce los conceptos morfopatológicos en la exposición de lo que son las carnosidades y recurre no a los síntomas sino la alteración lesional que las constituye. Inicia y aconseja la realización de historias clínicas, que él mismo llama historia”, en las que toma el nombre del paciente, expone la enfermedad, la evolución y la terminación explicativa del proceso; hace la exploración manual instrumental para el diagnóstico y pronóstico de las estrecheces de la uretra; introduce la dilatación gradual y progresiva de las estenosis, explica la nueva enfermedad, la llamada carnosidades”, que resuelve con las candelillas, cuyo uso explica; inventa un aparato para su tratamiento, el “instrumento cisorio”, y mejora y perfecciona los medicamentos cáusticos que se utilizaban; inventa, también, la llamada “tenaza nueva o especulum pudendi” para pinzar y extraer los cálculos enclavados en uretra, además de una jeringa para los lavados vesicales. Otro mérito de Díaz es dar a la cirugía la importancia que debía tener; es el primer autor español que describe la técnica quirúrgica de la operación de la piedra, así como los utensilios o instrumental para practicarla, todo ello expuesto con minuciosidad y de forma precisa a lo largo de más de cuarenta páginas. Es, además, uno de los primeros autores españoles que alude a Paracelso.
Nacido en Alcalá de Henares, en diciembre de 1527, estudió en la Universidad de su ciudad natal donde obtuvo el grado de bachiller en Arte y en Filosofía en 1548 y, en 1551, el de bachiller en Medicina; antes de finalizarlos, marchó a la Universidad de Valencia para perfeccionar sus conocimientos anatómicos, que a la sazón no se enseñaban en Alcalá, junto a Pedro Jimeno y Luis Collado; la práctica de la disección y de las necropsias despertó en él el interés por el conocimiento y por el cultivo de la anatomía patológica, además del gusto por la cirugía. Vuelto a Alcalá de Henares alcanzó, tras la licenciatura, el grado de doctor en Medicina, en diciembre de 1555, y el título de maestro en Filosofía, en julio de 1556. Los dos primeros años de su ejercicio transcurrieron en la Universidad Complutense en labores docentes.
En 1557 oposita, frente a Dionisio Daza Chacón, a la plaza de cirujano del Hospital de la Corte de Valladolid y, aunque no la logró, demostró que, pese a su juventud, poseía grandes conocimientos y una extensa cultura por lo que fue calificado de muy docto por su oponente. En 1559 es contratado como cirujano por el Ayuntamiento de Burgos, población en la que adquirió fama por su excelente práctica y donde se distinguió ya, especialmente, por su competencia en el tratamiento de las afecciones de la orina. En 1568 entró al servicio del Rey Felipe II por lo que se trasladó a vivir a Madrid donde permaneció como cirujano de la Cámara Real por espacio de veintitrés años y donde falleció en abril de 1590, a la edad de 63 años.

Publicaciones:
«Libro de anatomía o tratado de disección del cuerpo humano», manuscrito que no llegó a imprimirse y que se considera perdido.
«Compendio de Cirugía», (1575): Pedro Cosín, Madrid.
En el siglo XX: (1923): Biblioteca clásica de la Medicina Española, Madrid. (1967): ed. Facsímil, Mra, Madrid.
(1968): ed. facsímil, Eco, Barcelona. (1983): ed. facsímil, Garsi, Madrid.

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