LUIS GONZÁLEZ BRAVO Y SERRANO
(1855-1929)
Le cabe el honor
de ser el promotor
de la Asociación
Española de Urología
y su primer
presidente, elegido
en la Junta Constitutiva;
en su afán de
conseguir el mayor
prestigio para la
Urología española,
impulsó de manera
notable su progreso
y logró que su nivel
no quedara rezagado
sino que fuera
equiparable al del
resto de las naciones
europeas. Jefe
del servicio de Vías Urinarias en 1897
en el Instituto de Terapéutica Operatoria,
de Madrid, en donde puso en práctica
todos los medios con los que contaba
la Urología en aquel momento, la endoscopia,
el cateterismo ureteral, las técnicas
de separación de las orinas, la radiología,
el laboratorio, con lo que sin duda alguna
contribuyó a que alcanzara un alto nivel.
Fue un prudente y experto cirujano que
realizaba con la habilidad de un gran
anatómico todas las intervenciones del
aparato urinario, las del riñón y las del
uréter, la prostatectomía perineal y la
hipogástrica; en total efectuó más de
ocho o nueve centenares de operaciones.
Hombre de carácter retraído y poco
comunicativo, estudioso, modesto, desinteresado
y caritativo, de vasta cultura,
observador sagaz y de inteligencia viva,
su amor por la enseñanza le hizo crear
una escuela de especialización urológica
en la que como
maestro, dejaba amplia
libertad para
tratar a los enfermos,
sin imposiciones ni
preferencias por método
alguno; aunque
sus explicaciones
carecían de fluidez en
el lenguaje y de estilo
florido, como compensación
ofrecían el
fruto de su experiencia
personal y tenían
el valor de su preciso
juicio. Como resumen
de su vida podemos
decir que fue un perfecto
caballero a
quien todos querían y respetaban. La
AEU en junta general de 20 de octubre
de 1922 le nombró Presidente Honorario
Vitalicio.
Natural de Madrid, estudió Medicina
en la Facultad de San Carlos, en donde
se licenció en 1876 y se doctoró en 1879,
al finalizar ingresó, en 1885, como alumno
del Dr. Suender, encargado del Dispensario
de Afecciones de la Orina en
el Instituto de Terapéutica Operatoria del
Dr. D. Federico Rubio, en el Hospital de
la Princesa, de Madrid, en este centro
desarrolló toda su carrera hospitalaria
en la que ocupó todos sus escalones, de
discípulo a ayudante en el dispensario
y, al fallecimiento del Dr. Suender, en
1897, le sucedió como jefe del servicio
de Vías Urinarias; de 1915 a 1918 desempeñó
el cargo de director del centro.
Asistió en París, en 1907, a las reuniones
nes preparatorias para la creación de la
Sociedad Internacional de Urología. Su
espíritu altruista le hizo soñar con la idea
de organizar en España, al igual que ya
lo había en Francia, Italia y Alemania
una sociedad urológica. En abril de 1910
le comunicó su idea a su colaborador y
amigo el Dr. Negrete quien se encargó
de remitir a todos los urólogos y cirujanos
españoles una circular en la que
explicaba las líneas fundamentales y que
dio origen al nombramiento de una comisión
preparatoria de las reuniones
previas a la constitución de la Asociación
Española.
Fue presidente de la sección de Vías
Urinarias en el Congreso Internacional
de Medicina de Madrid, en 1903, socio
correspondiente de la Sociedad de Ciencias
Médicas de Lisboa, en 1925, y de la Asociación Portuguesa de Urología, de
la que fue elegido Presidente de Honor
en 1926, miembro corresponsal de la
Sociedad Italiana de Urología, nombrado
en 1924, así como de la de Berlín, vicepresidente
de la Sociedad Internacional
de Urología y delegado para España en
el Comité Director; designado, en el Congreso
Internacional de Bruselas de 1927,
presidente del que se celebraría en Madrid
en 1930, por su fallecimiento, acaecido
en diciembre de 1929, no logró
desempeñarlo.
En la última etapa de su vida, la dolorosa
y prematura pérdida de su único
hijo, ya médico, en quien tenía puestas
sus esperanzas de continuidad, le alejó
de la dirección del hospital y del trabajo.
Falleció en Madrid a la edad de setenta
y cuatro años.
Publicaciones: «Nota acerca de los efectos antisépticos del formol en las infecciones de la Vías Urinarias»,
(1898): Congreso Hispano Portugués de Cirugía y sus especialidades naturales, pág. 311,
Impr. L. Aguado, Madrid.
«Un caso de obliteración de la uretra», (1899): Rev. Iberoamericana de Ciencias Médicas,
II: 7-12.
«Pionefrosis del lado derecho, nefrotomía lumbar», (1901): Rev. Iberoamericana
de Ciencias Médicas, V: 273.
«Tratamiento quirúrgico curativo de los cálculos de vejiga», (1908): II Congreso
Español de Cirugía, Madrid.
«Tratamiento de las uretritis crónicas», (1912): ponencia I Congreso AEU, Casa
Vidal, Madrid.
«Pielotomía por cálculo renal», (1912): Actas I Congreso AEU: 181, Casa Vidal, Madrid.
«Un caso de cálculo de la próstata», (1915): La Medicina Valenciana : 113-114.
Bibliografía: «Necrológica», (1929): Rev. Esp. Cirug. y Urol., 10 de diciembre, XI (12): 524-529.
«Necrológica», (1929): La Medicina Ibera, 10 de diciembre: CDLXXII.
MAGANTO PAVÓN, E. (2002): «La Urología en Madrid», en «Historia Biográfica y
Bibliográfica de la Urología Española en el siglo XX», pág. 234, Edicomplet, Madrid.
PÉREZ ALBACETE, M. (2002): «Fundación y desarrollo de la Asociación Española de
Urología», en «Historia Biográfica y Bibliográfica de la Urología Española en el siglo
XX», pág. 52, Edicomplet, Madrid.
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