Introducción
Contamos en España con excelentes tratados de Historia de la Medicina, encabezados, en nuestra opinión, por la vasta obra del catedrático de la asignatura de la Universidad Complutense, Pedro Laín Entralgo (1908-2001), «Historia Universal de la Medicina», en siete volúmenes, a la que debemos añadir las no menos magistrales del de la Universidad de Salamanca, Luis Sánchez Grangel (1920-2014), «Historia General de la Medicina Española» (1978-86), en cinco, y del de la Universidad de Valencia, José María López Piñero (1933-2010), «Historia de la Medicina Española» (2009). Sobre la Urología Española descuellan de manera muy especial, los trabajos del profesor de la Universidad de Valladolid, Juan Riera Palmero (1938) entre los que sobresale su «Análisis de los contenidos urológicos en la bibliografía hispana» (1965). De los propios urólogos nos gustaría destacar a aquellos que se han visto vivamente atraídos por el estudio de nuestra historia: Víctor Escribano García reflejó la vida y la obra de los cirujanos españoles de los siglos XVI al XX (1937-38) y Rafael Mollá Rodrigo, la de Francisco Díaz (1923); Leonardo de la Peña Díaz compuso un «Bosquejo histórico de la urología española anterior al siglo XX» (1945) y, más cercano a nosotros, Insausti Cordón, sus memorables «Compendio histórico de la Urología Española y de su Asociación» (1982) y la «Crónica de cincuenta congresos» (1985); a todo lo anterior habría que agregar las «Actas del II Congreso Nacional de la Historia de la Medicina», Salamanca (1965), dedicadas por entero a la Urología.
Pero es sobre todo a raíz de la creación (1997), por iniciativa de Emilio Maganto Pavón, de la Oficina de Historia de la Asociación Española de Urología (AEU), cuando se intensifica la investigación histórica cuyo primer fruto fue la edición de la «Historia Biográfica y Bibliográfica de la Urología Española» (2000) y de la del siglo XX (2002), a las que se incorporaron la del centenario, «Cien años de la Asociación Española de Urología» (2011), y la «Creación y desarrollo de los Grupos de Trabajo y de las Oficinas de la Asociación Española de Urología» (2013), redactadas todas por sus miembros; a las obras citadas debemos sumar el presente repertorio biográfico.
Uno de los objetivos que se propusieron, al constituirse la Oficina de Historia de la AEU, sus componentes, fue confeccionar una galería de cirujanos españoles con dedicación a las vías urinarias o lista biográfica de los especializados en ellas, y aunque, al escribir el libro del centenario, encontramos la falta de noticias de muchos de los urólogos que, a lo largo de ese periodo, influyeron en mayor o menor medida en el desarrollo de la Asociación. De ahí que los integrantes de la Oficina de Historia, amparados por la opinión de Ortega y Gasset sobre la labor del historiador de la Medicina, "un entusiasta ensayo de resurrección", deseemos recuperar la memoria y contribuir a dejar constancia de todos aquellos que participaron en la AEU en sus múltiples facetas, sesiones científicas, congresos, ponencias, directivas, grupos de trabajo, regionales, etc.
Hemos pretendido elaborar una obra de consulta, un «Diccionario Histórico de Urólogos Españoles», con la finalidad única de dar a conocer en él a cuantos han puesto su grano de arena para mantener viva la Asociación y por ende la Urología española, sin intentar ser exhaustivos sino útiles y tratando de aportar los datos más relevantes de cada persona, sin extendernos en glosar su figura sino escuetamente mostrar una parte de su vida y su hacer, con las fechas y la información curricular más sobresalientes, todo ello de modo objetivo, sin entrar en valoraciones de ningún tipo.
Teníamos como referencia las recopilaciones biográficas realizadas por Antonio Hernández Morejón (1773-1836) y Anastasio Chinchilla Piqueras (1801-1867), en el siglo XIX; por José Álvarez Sierra (1888-1980), Luis Comenge i Ferré (1854-1916), además de la del actual profesor Manuel Díaz Rubio (1941), en el XX, como las más representativas, junto con algunas específicas de las comunidades autónomas. Fueron nuestra guía para preparar los capítulos de la «Historia Biográfica y Bibliográfica de la Urología Española» y la posterior «100 Figuras de la Urología Española», que, a su vez, nos permitieron escribir 46 semblanzas de urólogos españoles para el recién editado «Diccionario Biográfico Español» por la Real Academia Nacional de la Historia.
Comenzamos por analizar la Ley Orgánica de Protección de Datos contenida en el Real Decreto 1720/2007, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la LOPD (Ley 15/1999) en la que se permite el tratamiento de los datos de carácter personal "con fines históricos, estadísticos o científicos", como lo son los que engloba el libro que proyectamos y en el que toda la materia ha sido tratada con la máxima escrupulosidad.
Tras ello se empezó la tarea con la búsqueda de la información en todos los medios a nuestro alcance, los textos de historia antedichos y especialmente los escritos por los miembros de la Oficina de Historia, que nos proporcionaron el testimonio más extenso sobre los especialistas urólogos habidos, con una completa biografía de los más destacados y un esbozo menor en una gran mayoría; a pesar de lo cual aún quedaba multitud de profesionales anónimos cuyo recuerdo nos propusimos rescatar. Extendimos la indagación a libros de semblanzas, a publicaciones periódicas de Medicina en general y de Urología en particular, a las actas de los congresos de la AEU y a sus boletines. Todo esto queda reflejado en la bibliografía general.
De las sucesivas listas editadas por la AEU desde su constitución, las de 1911, 1912, 1914, 1917, 1928, 1935, 1946, 1963, 1970 y 1971 para finalizar con la publicada en 1972 (al considerar que, por edad, sus miembros habían realizado su principal labor al estar ya oficialmente jubilados), extrajimos la relación íntegra de los socios. De los inscritos en los primeros años, figura el apellido de todos los que acuden al Congreso anual, tanto de los urólogos como de los médicos de diversas ramas, principalmente cirujanos, dermatólogos, venereólogos, radiólogos, médicos generales, algún patólogo, analistas, etc. y también de los acompañantes, a los que llaman "agregados", de ahí que concluyéramos que, si el nombre estaba en una única lista y no encontrábamos confirmación de su ejercicio como urólogo, había que excluirlos del corpus de la obra, bien que respetando, naturalmente, a todos los fundadores.
El siguiente paso fue difundir nuestro proyecto, remitimos una carta firmada por el presidente de la AEU a un centenar de urólogos jubilados, expusimos la idea ante los presidentes de las Sociedades Autonómicas de Urología y enviamos también correos electrónicos a aquellos urólogos cuyas direcciones logramos, con la finalidad de explicar y divulgar ampliamente nuestra iniciativa, así como de solicitar colaboración. Tuvimos una escasa respuesta; recurrimos a Internet, pero las normas restrictivas sobre protección de datos de la Comunidad Europea habían obligado a retirar toda referencia personal, por lo que únicamente conseguimos algunas fuentes para escrutar y teléfonos de contacto así que optamos por recoger el testimonio en conversación directa, con los propios compañeros e indirecta de los descendientes de los difuntos, con un resultado cercano a cuatrocientos entre orales y escritos. Finalmente acudimos a los Colegios de Médicos de cada provincia para pedir información sobre aquellos urólogos de los que no la disponíamos, la contestación en general fue que, debido a la normativa de la LOPD, únicamente podían dar la de aquellos cuyo fallecimiento superaba los 25 años y del resto confirmar la colegiación y la especialidad que ejercieron; aun así de los muy antiguos carecían de ella y algunos colegios ni siquiera llegaron a facilitarla.
La investigación ha sido ardua ya que, en ocasiones hemos hallado un único apellido que, a veces, es el segundo y otras el primero y con tan sólo la inicial del nombre; tras muchas indagaciones, hemos logrado completar la identidad, al igual que la de los extranjeros. A lo largo del desarrollo observamos que algunos urólogos ya retirados aparecían anotados en directorios posteriores a los señalados, por lo que, al ver que el más longevo del último era nacido en 1947, decidimos incluir, según consta en el fichero de la AEU, a todos los nacidos antes de 1948 y añadir a los fallecidos hasta el momento de dar por terminada la redacción; también apreciamos un hueco importante entre 1946 y 1963, años durante los cuales hubo quienes asistieron con comunicaciones a las reuniones y sesiones científicas de la AEU, sin vínculo conocido con ella, o también quienes escribieron trabajos urológicos, por lo que decidimos agregarlos en atención a su quehacer, en gran parte pertenecientes al cuerpo de Sanidad Militar; también hemos localizado a algunos urólogos que ejercieron la especialidad y cuyo nombre no figura por ausencia total de referencias.
Para la completar el diccionario planeamos reunir a los clásicos de la historia urológica española, a los pioneros, tanto cirujanos generales, como dermo-venereólogos y otros médicos dedicados a la atención de los padecimientos de las vías urinarias o que efectuaron labor urológica.
El esquema que hemos desarrollado en la exposición es, tras la filiación completa, la fecha de su inclusión en la AEU (anotamos aquella en la que aparece por vez primera) y el papel desempeñado en ella; la Universidad donde se licenció y si obtuvo el grado de doctor, además de la labor docente efectuada, especialmente la de mayor relevancia urológica. Continuamos con el periodo de formación, las personas con las que se especializó, los hospitales y en qué condición lo hizo. Añadimos los lugares y centros en los que llevó a cabo su actividad profesional hasta su retiro; para, finalmente, mostrar los méritos obtenidos, junto con una escueta representación de sus publicaciones o aportaciones científicas, en aquellos que las pudimos conocer, y que consideramos limitar a un máximo de seis de primer o segundo autor, y soslayar las comunicaciones a congresos; de los muy prolíficos señalamos la publicación donde se recogen.
En las semblanzas en las que indicamos "investigación personal", ésta es fruto principalmente de entrevistas varias, de múltiples apuntes tomados de la lectura de revistas, actas de congresos, artículos, conferencias, solapa de libros, consultas al BOE, etc., de excesiva y difícil cuantificación y reseña; en casi todas, al margen de las fuentes apuntadas, añadimos anotaciones propias. Hemos cotejado los datos, dentro de lo que nos ha sido posible, sobre todo las fechas, de las que no es raro que se presenten diferentes para un mismo hecho. Somos conscientes de que, con la gran cantidad de información manejada, y pese a las múltiples revisiones realizadas al texto, se han podido producir errores, por completo involuntarios e inadvertidos, por lo que pedimos disculpas, al igual que por posibles omisiones de algún pormenor desconocido.
Hemos elaborado con todo ello un diccionario alfabético lo más extenso posible (1300 entradas) de cuantos médicos han contribuido a la creación y evolución de la Urología española, con una cifra que suma de más de un millar de miembros de la AEU (1072) y más de un centenar (137) de pioneros y clásicos de la Medicina. Incluimos dos apéndices, en el primero se encuentran los nombres de aquellos que pertenecieron a la AEU y que, aunque formados en Urología, no llegaron a trabajar como urólogos o de cuya actividad no tenemos constancia, de los titulados de otras especialidades y de la de personas otros países preparados en España que regresaron a su país de origen (93). En el segundo, mostramos por comunidades autónomas y provincias la relación de urólogos que ejercieron por orden de antigüedad.
Los miembros de la Oficina de Historia de la Asociación Española de Urología, Ignacio Otero Tejero, Ataúlfo Saiz Carrero, Luis Fariña Pérez, Manuel Romero Tenorio y Emilio Maganto Pavón, junto al coordinador del proyecto, Mariano Pérez Albacete, como principales investigadores, se han esforzado para llevar a buen término el diccionario, con el respaldo de las aportaciones de numerosos compañeros. Especialmente deseamos destacar la gran ayuda prestada por Nicolás Chesa Ponce y Pedro Ramón Rodríguez Hernández, por Canarias; Bernardo Martín García, por Cantabria; Juan Conejero Sugrañes, por Cataluña; Juan Alberto Lancina Martín, por Galicia; Eduardo Sánchez de Badajoz Chamorro, por Málaga; Juan Carlos Garmendía Larrea, por el País Vasco; José Luis Pascual del Pobil Moreno, por Sevilla y María Dolores Rivero Martínez, por Valladolid, además del apoyo incondicional de los presidentes de la AEU, Humberto Villavicencio Mavrich y José Manuel Cózar Olmo así como la colaboración de la secretaria de la AEU, María Dolores (Lola) Sánchez.
Agradecemos al profesor Guillermo Olagüe de Ros, catedrático de Historia de la Ciencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, gran especialista en documentación bibliométrica y científica médica, su excelente análisis metodológico del contenido y la buena acogida que ha dado al libro en su prólogo y al Laboratorio Farmacéutico Astellas su contribución para la magnífica edición del libro llevada a cabo por la editorial Método Gráfico S.L.
Mariano Pérez Albacete
Murcia, febrero de 2015
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