Historia de la Urología Española
Asociación Española de Urología

Observación de operación lithotómica y demostración anatómica operada, y demostrada en el insigne Hospital de El Espíritu santo llamado vulgarmente de Calle Colchoneros, por Don Luis Montero

Con este proyecto la Oficina de Historia de la Asociación Española de Urología nos presenta un nuevo libro recopilado del pasado para hacerlo presente. Esta labor, promovida y llevada a cabo por su responsable el Dr. M. Pérez Albacete, forma parte de la idea de investigar el pasado histórico para revivir aquellos hechos y acontecimientos pretéritos que de alguna forma han participado en el diseño de un futuro hoy considerado presente.

Las fuentes, que le permitió a Don Luis Montero llevar a cabo la edición de este libro titulado "Observación de Operación lithotómica y demostración anatómica operada y demostrada en el Insigne Hospital del Espíritu Santo llamado Vulgarmente de Calle Colchoneros por D. Luis Montero", son lo suficientemente copiosas para aquel periodo histórico. En la obra observamos una perfecta elección, mas escogida que impuesta, de fragmentos leídos aquí y allá o retenidos y que constituyen lo que habitualmente se llama una "cultura personal" que refleja una experiencia vivida a través de los tiempos y que, de alguna manera, se pretende y, en este caso se consigue, plasmar en unos folios que va a formar parte de un libro. El buen historiador jamás se encuentra ausente del enunciado de lo que produce, y, aunque nunca apura­remos tanto la paradoja como para pretender que todo libro de historia es autobiografía de su autor, antes que relación científica de datos irrefutables, si debemos reconocer como punto de partida la influencia y aproximación personal de los hechos descritos.

Desde la Junta Directiva de la Asociación Española de Urología respaldamos todas aquellas iniciativas y proyectos, que desde la Oficina de Historia, se están llevando a cabo, de rescatar e incorporar a nuestra realidad aquellas obras históricas sobre Medicina, sobre Urología, de valor incalculable y que nos permite facilitar su lectura.

Jesús Castiñeiras Fernández

Presidente de la Asociación Española de Urología

Mayo de 2006

Introducción

La patología urológica ha representado una parte importante en la práctica médica a lo largo de la historia de la humanidad y la litiasis se puede considerar la dolencia del aparato urinario tratada con más frecuencia en los libros de Medicina.

El “mal de piedra” ha sido una patología muy popular en la antigüedad por la repetición e importancia del cuadro doloroso y la descripción de los diferentes tratamientos tanto médicos como quirúrgicos. La historia clínica y la exploración física, a falta de pruebas diagnósticas que fueran realmente útiles, han ocupado un primer plano para la valoración y el enfoque del proceso litiásico.

La Medicina Española tuvo un gran auge en los siglos XV y XVI con figuras reconocidas en el ámbito mundial, pero se sumió en una profunda crisis durante el siglo XVII. En el siglo XVIII se observa un despertar, tanto en la Medicina como en la Cirugía, del letargo en que se vieron sumergidas durante el setecientos. De la misma manera la patología urológica en general y el abordaje de la litiasis en particular presentan una serie de cambios que son la consecuencia del talante renovador que se evidencia en la Medicina europea y son la etiopatogenia y el tratamiento quirúrgico en los dos aspectos en los que se objetiva una mayor innovación en este periodo.

Se puede advertir el abandono paulatino de la “teoría de los humores” de Galeno que ha estafo vigente desde la antigüedad hasta este siglo. Para explicar la formación de los cálculos se comienzan a introducir nuevos conceptos como el de la reacción química, combinaciones entre sustancias ácidas y alcalinas y la presencia de “partículas sulphúreas”, “sales terreas”, “athomos” y moléculas.

Desde principio de siglo se inicia, por parte de algunos anatomistas y cirujanos de Madrid, una lenta recuperación de dos partes importantes de la Medicina: la Anatomía y la Cirugía. Este movimiento tuvo como consecuencia la fundación del “Colegio de Profesores Cirujanos de la Corte” en 1747 y posteriormente los Reales Colegios de Cirugía en Cádiz en 1748, en Barcelona en 1764 y de San Carlos en Madrid en 1787 marcando sin duda un cambio radical en el desarrollo y enseñanza de las técnicas quirúrgicas en España.

La evolución de la Anatomía topográfica se puede considerar como un gran avance que va a permitir practicar las intervenciones quirúrgicas de una manera reglada y es el catedrático de Anatomía Martín Martínez, fallecido en el año 1734, el de mayor autoridad en la primera mitad del siglo XVIII.

Con la llegada de la dinastía de los Borbones a España en el año 1700 se abre un periodo de influencia francesa en nuestro país y en Europa se va desarrollando paulatinamente el movimiento socio-cultural denominado Ilustración. La presencia de cirujanos franceses en la Corte de Felipe V, como Tomás Duchesnay Depres, influye de manera importante en el avance de la Cirugía, así como en la formación de los futuros operadores. Al mismo tiempo se renuevan y se dotan con más medios los hospitales y se moderniza el instrumental quirúrgico. Cirujanos españoles como José Fernández se desplazan a Francia, financiados por la Corte, para supervisar la adquisición de material quirúrgico nuevo, entre el que se encuentra instrumentos para la práctica de la operación de la litotomía o talla perineal.

En este periodo de cambio desarrolla su actividad quirúrgica Luis Montero. No se conocen muchos datos biográficos salvo que fue cirujano de la Familia Real y del Hospital del Espíritu Santo de Sevilla. Presentó una comunicación a la Real Sociedad de Sevilla, cuyo contenido se imprimió en 1736 que lleva por título “Observación de operación lithotómica y demostración anatómica operada, y demostrada en el insigne Hospital de El Espíritu santo llamado vulgarmente de Calle Colchoneros, por Don Luis Montero”, en la que hace la descripción del “ mal de orina” que presenta un niño de “13 o 14 años”, que se llama Francisco Díaz, así como el tratamiento quirúrgico aplicado y la evolución de su enfermedad. La comunicación es de gran interés por ser una de las pocas descripciones que tenemos de la operación de la talla vesical, hecha por el cirujano que practica esta intervención, en la primera mitad del siglo XVIII.

Aunque esta obra centra su atención en la justificación e indicación de la cirugía sobre la litiasis vesical, así como en los detalles técnicos, también hace referencia a otros aspectos como son la fisiología y el diagnóstico de la misma. Cita a diversos autores que han sido durante años referencia en esta patología como Guy de Chauliac y Ambrosio Paré de los que escoge la técnica quirúrgica. Por otro lado, toma las enseñanzas del anatomista Doctor Martín Martínez y del cirujano Blas de Beaumont contemporáneo de Luis Montero.

No se escapa en esta obra el respeto que en aquellos tiempos producía esta intervención que “ha padecido en nuestra Península bastante incuria”, dejada casi en exclusiva a la labor de los prácticos. El autor es consciente de los pasos que se deben dar para “determinar hacer una operación tan cruel y de tanto riesgo” y era compresible, cuando se debía proponer a los enfermos la solución quirúrgica de este problema “la renuncia de los pacientes y el horror de los cirujanos”, de manera que en la mayor parte de las ocasiones se llegaba a la realización de la intervención empujados por una gravedad extrema de la situación del paciente” mejor observar algún auxilio dudoso que dexar morir ciertamente al enfermo” y por la desesperación del propio interesado que estaba dispuesto a ser intervenido y “que si moría moriría a gusto”.

Esta obra hace una descripción exhaustiva de los síntomas e insiste en la importancia de “observar las operaciones del enfermo”. Para llegar al diagnóstico es de gran importancia “valerse de los instrumentos, algalias y catéteres, y dedos”.

Como muchos autores hace un tratamiento médico previo a la cirugía asesorándose de algunos médicos sevillanos de la época como Isidoro Mauricio, catedrático de Prima.

En lo que al acto quirúrgico se refiere lo realiza después de hacer las cuatro consideraciones de Guy de Chauliac:

1ª) que intervención ha de realizarse
2ª) Porqué se hace
3ª) Si es necesaria y posible hacerla
4ª) El recto modo de hacerla

La descripción técnica es muy sencilla hace referencia a la posición, que es la recomendada por Pareo, sondaje previo a la incisión, incisión (pare izquierda del rafe) y extracción de la litiasis. Es interesante la ayuda que solicita a dos médicos que se encontraban con el autor practicando la intervención, Juan Antonio Galante y Juan de Herrera, para decidir la conducta que debía seguir con un cálculo que había quedado en la vejiga y que no se podía extraer, así como la referencia las instilaciones vesicales con diferentes sustancias que hacían algunos prácticos como Pedro Foresto.

La muerte del paciente le sobrevino a los setenta y siete días de la intervención, a su muerte efectúa la autopsia en la que, según la descripción, se encuentra una ureterohidronefrosis bilateral con pionefrosis y pérdida de parénquima renal. Podemos deducir que la infección del tracto urinario junto con una insuficiencia renal fueron la causa de la muerte y no la operación practicada, deducción que era buscada por el cirujano para poder demostrar el éxito de su intervención quirúrgica.

Por otro lado, el autor no quiere detenerse a valorar solamente todo lo derivado de la operación de la talla practicada, sino que muestra un gran interés, siguiendo con el análisis del resultado de la autopsia, en buscar una explicación al daño renal encontrado y a la falta de síntomas, fundamentalmente el dolor lumbar, que se podía relacionar con esta patología. La explicación que da es que “la dilatación de los uréteres produce una narcotización de los nervios de los mismos” con la consiguiente falta de signos dolorosos.

Un último dato de este libro, y posiblemente uno de los más interesantes, es la presencia de un gravado de los dos cálculos extraídos en la intervención, que constituye un documento importante ya que es una de las primeras representaciones gráficas de un cálculo en una publicación española.

Esta obra es amena y de fácil lectura. Con los medios que tenemos en el día de hoy a nuestro alcance, deberíamos trasladarnos a la época del autor para poder entender mejor los grandes problemas de diagnóstico y tratamiento con que se encontraban los cirujanos del siglo XVIII:

Ignacio Otero Tejero Mariano Pérez Albacete