Historia de la Urología Española
Asociación Española de Urología

Puigvert, urólogo universal

Introducción

Puigvert perteneció a la heroica generación de cirujanos a los que - según reza el adagio - se les exigía: "corazón de león, nervios de acero y ojo de águila". La rapidez y decisión eran fundamentales para el buen hacer quirúrgico. A través de la honda personalidad del insigne urólogo descubriremos la emocionante evolución de la Medicina, auténtica fascinación incluso para el más desinteresado profano.

En cirugía, prácticamente la mayoría de las técnicas estaban descritas, pero en múltiples ocasiones con resultados tan desalentadores que las proscribían de inmediato. La maravillosa y espectacular evolución de la Física y de la Química durante el siglo XX se tradujo en la piedra angular de la nueva Medicina y Cirugía. Las quimeras del ayer, se convertían hoy en deseadas realidades.

Nos deslumbrará la figura de Puigvert, aplaudida personalidad quirúrgica de los años heroicos, cuyo esfuerzo, estudio y dedicación al paciente le convirtieron en un pionero científico que deslumbró al mundo de la Urología. Españoleó la especialidad por todo el mundo. Cruzó el Atlántico alrededor de cien veces, impartiendo ciencia y demostraciones quirúrgicas por todo el continente americano; Europa le rindió pleitesía y el norte de África le admiró como un endiosado tótem científico.

Portador de todas las virtudes y cualidades que se podían exigir a un cirujano, a ellas se sumaba su especial y entusiasta dedicación a la docencia. La dureza inapelable de su enseñanza, a veces casi insoportable, respondía al fundamental y obligado deseo de ofrecer al mundo urólogos perfectamente especializados, que posteriormente ocuparían cargos del máximo rango jerárquico en todo el territorio nacional y del extranjero.

Todos los que sufrimos su peculiar enseñanza estaremos siempre en deuda con él. Nos forjó en la fragua dura de la ciencia, para proyectarnos a un futuro tan prometedor como fácil de alcanzar.

El 24 de mayo de 1990, cuando las campanas doblaron a difuntos, todos sus discípulos oímos el tañer inapelable de la pérdida del maestro y amigo, pero también gozamos de la certeza de que su extraordinario trabajo permanecería incólume a través de la "Fundación Puigvert", obra magna del científico "cum laude", que siempre prodigó un desmesurado altruismo.

Resulta imprescindible estudiar cronológicamente su vida, especificar los medios que disponía en cada momento y sus éxitos ininterrumpidos. Cirujano de jefes de Estado a envidiados financieros, pasando por príncipes de la Iglesia, afamados humanistas, admiradas personalidades del arte y -sobre todo- las numerosas y humildes personas que recibieron sus desinteresadas atenciones. Luchador tenaz, implacable, que idolatró su trabajo en pro del prójimo. Su firme y espontánea decisión, mágica habilidad quirúrgica, templanza operatoria y rapidez de pensamiento, le dispensaron la licencia de estar inspirado y triunfante a cualquier hora del día.

Intérprete fiel, aunque fuera ateo, de la frase de su colega y además fervoroso sacerdote, el padre Tarrés: "Para el médico la cama es un altar y el enfermo la imagen de Jesucristo.