Tratado Médico-Quirúrgico de
las enfermedades de las vías de la orina
Durante el siglo XVIII se produjeron en Europa una serie de trascendentales cambios que habían comenzado a gestarse mediado el siglo anterior, que culminaron con la Revolución Francesa y el final del Antiguo Régimen. Cambios, trasformaciones, que influirán de manera importantísima e irreversible en todos y cada uno de los diversos aspectos de la sociedad de aquella época.
La Medicina española se integrará progresiva, pero lentamente, en las nuevas corrientes europeas de las ciencias, incorporando las aportaciones efectuadas por los grandes médicos y cirujanos alemanes, franceses e ingleses, abandonando y saliendo del estancamiento heredado de tiempos anteriores.
El cambio de dinastía y el advenimiento de la borbónica, trajo consigo la importación desde Francia tanto de costumbres y artistas como de médicos y cirujanos, cuya presencia en la corte de Felipe V influirá de manera importante en la incorporación de los avances extranjeros. La fundación del Colegio de Cirugía de Cádiz en 1748, seguido por los de Barcelona en 1764, y Madrid en 1787, impulsarán definitivamente el desarrollo de la misma, teniendo en don Pedro Virgili y en don Andrés Gimbernat a sus figuras más relevantes.
En lo referente a la Urología, las nuevas técnicas operatorias y las innovaciones y perfeccionamiento del instrumental quirúrgico utilizado en la intervención de la talla vesical, así como para las dilataciones uretrales, junto a las nuevas teorías físico-químicas para explicar la formación de los cálculos urinarios, puede decirse que son los cambios más llamativos aportados en este siglo. No obstante la patología urológica se sigue estudiando con el resto de las enfermedades sin existir un tratado específico de nuestra especialidad.
Habrá que esperar hasta finales de siglo para que vea la luz la segunda gran obra española dedicada exclusivamente a las enfermedades del aparato urinario, cuyo autor fue don Juan Naval, médico de la familia de S.M. Don Carlos IV. Desde que en el siglo XVI nuestro Francisco Díaz publicara en 1588 su "Tratado nuevamente impreso de todas las enfermedades de los riñones, vexiga y carnosidades de la verga, y urina", no hubo en más de doscientos años ninguna obra de estas características en la que se traten las diferentes partes de la patología urológica.
Don Juan Naval, personaje de quien muy pocas noticias biográficas se conocen, dedicó su actividad quirúrgica a tres especialidades bien diferenciadas: la otológica, la ocular y la urológica. Y a cada una de las tres dedicó un Tratado: El "Tratado de la Ophtalmia y sus Especies" (1796), el "Tratado Físico-Médico Quirúrgico de las Enfermedades de los Oídos" (1797), y la última y que más nos interesa y hemos centrado nuestra atención para divulgarla y ofrecerla a los urólogos españoles e hispanoamericanos: el "Tratado Médico-Quirúrgico de las enfermedades de las vías de la orina" (1799), impresa en dos tomos en 8º en la imprenta Real. El Tomo I, cuya edición facsímile presentamos, está dividido en cuatro partes:
- La primera consta de cuatro secciones y está dedicada a temas generales de anatomía, fisiología y etiopatogenia de la litiasis.
- La segunda parte está dividida en dieciséis secciones y trata la patología renal.
- La tercera parte estudia las enfermedades de los uréteres a lo largo de tres secciones.
- La cuarta parte dividida en catorce secciones se dedica al estudio de las enfermedades de la vejiga.
Para los urólogos españoles, constituye la de Naval una de las obras más señeras de nuestra especialidad. Redactada en un castellano moderno, muy diferente al utilizado por Francisco Díaz, no hallará el lector dificultad alguna en su comprensión.
Como confiesa su autor en el Prólogo, no aporta en su obra ninguna idea original y personal pero sí podemos ver que hace una excelente revisión de cuanto se ha escrito sobre la patología de las vías urinarias en Europa, recopila estos saberes y los enriquece al exponerlos de un modo metódico y ordenado en su libro, con lo que cumple un extraordinario papel unificador del conocimiento de las enfermedades urológicas, dispersas y sin sistematizar hasta entonces. Admira sobre todo a sus contemporáneos Dessault y Chopart que tuvieron una gran influencia en aquella época.
La Oficina de Historia de la A.E.U., con la publicación del facsímile del Tomo I, quiere rendir homenaje a Juan Naval, y contribuir ilusionadamente a divulgar su obra para que ambos, autor y texto, puedan ser conocidos y apreciados como merecen por los urólogos contemporáneos.
Ignacio Javier Otero Tejero
Mariano Pérez Albacete
Juan José Gómiz León
Ataulfo Sáiz Carrero
Manuel García Tenorio
Oficina de Historia de A.E.U.
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Excedit animus, quem proposuit terminum,
Sed difficulter continetur spiritus,
Integritatis qui sincerae conscius,
A noxiorum premitur insolentiis.
Qui sint, requires: apparebunt tempore.
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Mi ánimo sobrepasa el límite que me propuse,
pero difícilmente se puede reprimir el espíritu,
que convencido de su sincera integridad
es oprimido por las calumnias de los perversos.
¿Quienes son, te preguntas? Ellos se darán a conocer con el tiempo.
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Fragmento del epílogo "Quien da presto, da dos veces" del Libro Cuarto de las Fábulas de Fedro que se encuentra en el Tomo I de la obra de Juan Naval.
Traducción realizada por Dª María Jesús de Irízar Ortega, Licenciada en Filología Clásica.
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