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RESUMEN DE COMUNICACIÓN
Título: Las infecciones urinarias en lesionados medulares durante las guerras mundiales. Desarrollo del cateterismo Vesical intermitente
Autor/es: Álvarez Díaz, P.; Titos Justicia, J.A.; Carreño Aguilar, M.L.; Davó Cerdá, R.; Velázquez Gomariz, I.; Jiménez Jiménez, J.I.; García González, J.I.; Martín Muñoz, M.P.; ; ; ; ; ; ; ;
Institución: Hospital Universitario Móstoles
Texto:
Tema:
Historia de la Urología
Palabras Clave:
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Tipo:
Comunicación

INTRODUCCIÓN

Durante el siglo XIX, fueron múltiples los métodos de cateterismo vesical empleados. Entonces, las infecciones vesicales eran mortales, sobre todo, en pacientes con traumatismos medulares.

MATERIAL Y MÉTODOS

Revisión de artículos sobre influencia de las guerras mundiales en la urología de Reino Unido (RU).

RESULTADOS

A comienzos del siglo XIX, la principal causa de muerte ante lesiones medulares era la insuficiencia renal secundaria a infecciones urinarias. Los hallazgos postmortem demostraban enfermedad supurativa de riñones con vejigas llenas de orina purulenta.

En RU se consideraba que el manejo vesical no era competencia médica. Además, no había consenso sobre el manejo adecuado. Se pensaba que el cateterismo intermitente provocaba infección, traumatismo uretral y pielonefritis. Alternativamente, se promulgaba el cateterismo vesical permanente, pero se constataba que esta comunicación entre vejiga y medio externo provocaba rápidamente infección. Algunos autores recomendaron la expresión suave de la vejiga pero hubo casos de rotura vesical.

Para la II Guerra Mundial, se designaron en RU cuatro centros para recibir heridos. Aunque se dio la orden de colocar catéter suprapúbico, no fue así en todos los centros. Incluso, en alguno, ningún médico se dedicó a abordar estas patologías.

Diferente fue en Stoke Mandeville Hospital (SMH) donde Ludwig Guttman asumió el abordaje vesical. Observó que los heridos que llegaban con cistostomía suprapúbica presentaban infecciones urinarias y, en muchos casos, la infección era grave provocando orquiepididimitis, cálculos, hidronefrosis… Sin embargo, en los pacientes que llegaban sin catererismo, Guttman usó el cateterismo intermitente. El éxito conseguido se debió a que instigó que fuera realizado por personal médico y que obligó a realizarlo como técnica aséptica completa. Logró reducir las tasas de infección y permitió que la mucosa uretral se acostumbrara al procedimiento. Además, comprobó que, en pacientes con lesiones medulares incompletas, esta intermitencia fomentaría y mejoraría el estímulo fisiológico para la micción.

CONCLUSIONES

Guttman en el SMH validó una técnica que permitió mejorar las tasas de infección y, por tanto, de fallecimiento fundamentalmente en enfermos medulares. Su éxito fue difundido por el mundo y resucitó el cateterismo intermitente como una vía aceptada y válida para la recuperación de la función vesical.