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RESUMEN DE COMUNICACIÓN
Título: Raimundo de Lantery, segunda parte de sus Memorias (1673-1700). Apuntes médico-urológicos
Autor/es: Gómiz, J.J.; Poma Medrano, L.; Galindo Herrero, I.; Sánchez, M.; Santos, D.; Pérez, N.; Moreno, J.J.S.; ; ; ; ; ; ; ; ;
Institución: Servicio de Urología del Hospital Clínico San Carlos (Madrid)
Texto:
Tema:
Historia de la Urología
Palabras Clave:
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Tipo:
Póster Virtual

Introducción: Raimundo de Lantery, comerciante saboyano afincado en Cádiz entre 1673 y 1700, redactó unas Memorias  que constituyen una interesante fuente documental de la vida cotidiana, o sea, de la microhistoria testimonial y personal de su tiempo. El manuscrito original de la primera parte de las Memorias está perdido, y el de la segunda  en paradero desconocido tras su adquisición a un librero de San Fernando por Álvaro Picardo, que las editó en una tirada no venal de 250 ejemplares  en 1949 (Cádiz:Escelicer S.L), texto sobre el que , a su vez, editó la suya Manuel Bustos.  Entre las muy diversas anotaciones seleccionamos aquellas de naturaleza médica y urológica, que aún siendo poco numerosas, no obstante resultan relevantes.

Material y Método: Análisis de las Memorias de Lantery por la edición de BUSTOS RODRIGUEZ, Manuel. Un comerciante saboyano en el Cádiz de Carlos II (Las memorias de Raimundo de Lantery, 1673-1800). Cádiz: Ediciones de la Caja de Ahorros de Cádiz, 1983. Identificación de noticias médicas y quirúrgicas.

Resultados: Sufrió Lantery una orquitis traumática en viaje a Sevilla (noviembre, 1677), ciudad donde fue atendido, relatando la prolongada cura que le indicó el médico,  y también el tratamiento con sangrías y candelillas recibido en Cádiz de un cirujano portugués (h. diciembre, 1679) residente en Jerez, incluido el importe que abonó, entre otros episodios médicos tales como la conducta observada por las autoridades y cirujanos gaditanos durante la epidemia de peste acontecida en el primer semestre de 1681.

Conclusiones: Lantery recurre, cuando las circunstancias de salud obligan, tanto a médicos y cirujanos como a curanderos empíricos. Desconfía del arte y habilidad de los primeros, considera muy elevados sus honorarios, y los tacha de ignorantes y ambiciosos, no así a los últimos, a los que considera más vocacionales,  experimentados y prácticos, en particular a un tal “fray Ángel Albertos”,  en quien depositó su confianza considerándole el “médico” de la familia.

Palabras Clave: Raimundo de Lantery. Manuel Bustos Rodriguez.